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Aventura

Gravel: ¿Una bicicleta para gobernarlas a todas?

Todos los ciclistas conocemos la fórmula de la felicidad: el número de bicicletas que debemos tener es igual a n+1, donde n es el número de bicicletas que actualmente tienes. A pesar de esto, algunos podemos tomar mucho tiempo para analizar bien todas las opciones y justificar nuestra próxima compra. Así que comparto mi experiencia personal con respecto al mundo de gravel, por qué me terminé inclinando por una de estas bicis y cómo ha sido la experiencia hasta ahora.

Empecemos por el comienzo:

¿Qué son las bicicletas de gravel?

Están pensadas con una palabra en mente: aventura. Gravel, inglés para grava (o afirmado), es una disciplina donde se piensa menos en detalles que busquen el performance como bandera, como ocurre con otros tipos de bicis, para centrarse en ayudarte a llegar hasta el lugar más recóndito de la manera más fácil, siempre y cuando no haya que pasar por lugares demasiado técnicos o bajadas demasiado complicadas.

Las bicis de gravel toman su geometría de la versión más relajada de las bicicletas de ruta, pero variando la capacidad de ancho de rueda, permitiendo montar un rango bastante más amplio de llantas, desde lisas y delgadas, para moverse ágilmente por la pista, hasta anchas y con cocada, para ir velozmente por la trocha. Actualmente utilizan casi exclusivamente frenos de disco; además, muchas de ellas vienen preparadas para montar un mayor número de portabotellas, incluyen huecos para alforjas, mochilas y otros accesorios. Algunas, incluso, traen sus propios compartimientos donde guardar herramientas o cámaras ya en el marco. La idea es simple: son bicis pensadas y hechas para la aventura y los largos recorridos, que funcionen tanto en asfalto como fuera de este. Arena, grava, barro, asfalto… sí, sí, sí, sí y siguiente.

Tal vez por esto puedan ser bicicletas difíciles de entender, están hechas para no pensar mucho, ¿voy por aquí o voy por allá? Con la bici de gravel no hay que escoger, puedes ir por ambos y ya. Si pensamos en la familia de las bicicletas, las de gravel vendrían a ser los adolescentes, incomprendidos, con ganas de conquistar el mundo y de romper las reglas ¡que en el mundo del ciclismo son muchas! Ahora, esto no ha hecho que los fabricantes descuiden detalles como el performance o los desarrollos tecnológicos exclusivos para esta disciplina, sino que la prioridad es, en la mayoría de los casos, otra.

Después de recorrer casi 800 km desde Huaura hasta Ayacucho en seis días, como parte de la Ruta del BICIntenario, me quedaba claro que en el futuro quería dedicarme más a este tipo de aventuras que a la competencia, por lo que, hasta aquí, al menos en teoría, este era el tipo adecuado de bicicletas que debería estar mirando.

Una vez con la tarea hecha, me faltaba una parte fundamental: montar una bici de gravel. En un viaje logré prestarme una, ver bicis en tiendas y probar otras dos más, siempre buscando responder: ¿cómo es ir en una bicicleta de gravel?

En una sola palabra: divertido. Es una bicicleta con la que no se hace pesado ir por la pista mientras se pedalea en un grupo con bicis de ruta, y que a la vez te permite salirte a la trocha cuando te provoca, moviéndose ágilmente por terrenos irregulares. Su ancho de ruedas permite que en una ciudad como Lima uno pueda manejar totalmente despreocupado tanto de la lluvia como de los baches, sin tener que arrastrar a bordo una suspensión diseñada para bajar una montaña o pasar por rocas. Además, su geometría está pensada en poder pasar muchas horas sobre la bici sufriendo lo menos posible, por lo que su manejo es bastante cómodo y seguro.

Una vez de vuelta en casa, tocó la difícil tarea de chocarse con la realidad de cualquier persona que busca una bicicleta post pandemia: tratar de encontrar una en stock. Tuve la suerte de que, esta vez, la bici que estaba disponible fue también una de mis favoritas en mis pruebas: una Specialized Diverge, que vengo montando regularmente desde enero.

Más allá de lo que nos pueda decir cualquier artículo en internet, tengo que admitir que de las diferentes bicicletas que tengo, hace varios meses que la que más uso es la de gravel, y es que lo que este mundo plantea es básicamente no tener que pensar: ¿qué pedales le pongo? Los que quieras. ¿Qué ropa uso? La que quieras. ¿Qué ruta hago? Improvisa, ponle mochilas, llénate de comida y bebida y déjate llevar.

Una vez con la bici en Lima, la siguiente pregunta obvia fue: ¿por dónde puede uno ir con una bici de estas? Por todos lados. Estando de viaje pude montar sin problemas por bosques nevados y perderme en la naturaleza, o, ya en Lima, pude recorrer carreteras muy poco transitadas sin preocuparme por tener un auto de escolta o que me atropellen. Los días en que el sol salió y encontraba un hueco en el trabajo, pude escaparme a la cima del morro solar, subiendo tanto por la trocha como Antioquia por las famosas zetas. Dentro de las rutas que más se le puede sacar el jugo a estas bicis está, y de las que más disfruté fue el circuito entre Quilmaná y Asia, paralelo a la carretera: una trocha de unos 40 km bastante divertida con subidas y bajadas, de lo más dinámico, con tramos de carretera.

Cieneguilla y Pachacamac siguen siendo un parque de diversiones donde es entretenido perderse; pero también las rutas habituales de la ciudad, como la Costa Verde, se tornan una aventura metiéndose por tramos por la tierra o zonas donde la pista está en mal estado. Si bien estas bicis no tienen una suspensión de largo recorrido, mi Diverge cuenta con 20 mm de suspensión en el codo, lo que, en conjunto, con poder jugar con la presión de las llantas y poder montarlas en tubeless, hace que pueda recorrer lo que quiera sin miedo.

Pero ¿y si me gusta competir?

Lo bueno es que, como buen adolescente, las bicicletas de gravel quieren hacerlo todo. Actualmente son muchos los ciclistas que están formando parte del circuito mundial de gravel, una escena entretenida, centrada en grandes recorridos, ya sean de un día con distancias largas o de varios días, por etapas o autoasistidas. Existen muchos tipos de carreras para estas bicicletas para los más competitivos. La buena noticia es que, muchos de los organizadores en Perú ya empezaron a añadir esta categoría y existen eventos como el Andean Raid, en Cusco, diseñados exclusivamente para gravel.

Para poder sumarse a la aventura no hace falta invertir demasiado dinero. Si bien existen bicicletas de gravel bastante caras, lo importante no es tener la bicicleta más ligera, sino la que nos acomode más y vaya con nuestra personalidad, ágil, sólida, confiable. Listo. En el mercado local existen diferentes alternativas, como para no quedarse atrás y sumarse.

¿Para qué tipos de personas recomendaría esta modalidad?

Para ciclistas que buscan conectarse con la aventura, que no solo quieren pensar en el performance, el plan de entrenamiento o la próxima carrera. Son bicis hechas para volar mientras uno se divierte, rápidas y entretenidas de montar. Si buscas ser el más rápido escalando o buscas bajar los single tracks más técnicos tal vez no es la mejor bicicleta para ti. No por nada, a pesar de nunca ponerle nombres a mis bicicletas, a la de gravel le llamo la divergetida.

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