Nicolás Pacheco, deportista nacional de tiro al plato, nos cuenta sobre su carrera y trayecto rumbo a los Juegos Olímpicos de París 2024, con las dificultades que se presentan, pero la firme convicción de lograrlo.
“Una final de tiro puede ser más emocionante que la clasificación de la selección peruana al Mundial”, opinó un usuario en las redes sociales de Nicolás Pacheco, luego de su participación en la final de los Juegos Panamericanos Lima 2019. Y es que la oportunidad que tenemos los peruanos de gozar de este tipo de competencias es poca, aunque tengamos uno de los mejores polígonos de tiro de Sudamérica, e incluso del mundo, en la Base Aérea Las Palmas de la Fuerza Aérea del Perú, en Surco.
Ahí encontramos a Nicolás con escopeta en mano, entrenando “hasta sacarse la mugre” para mejorar su técnica de tiro al plato que lo llevará pronto a competencias internacionales que le permitirán subir puntaje en el ranking y lograr la tan ansiada clasificación a los Juegos Olímpicos de París 2024. Sin embargo, el camino no ha sido fácil porque ha tenido que esperar, a veces sin éxito, el apoyo oficial necesario para concretar sus metas.
“Me he ganado problemas por decir lo que pienso. Hoy en día no lucho contra la corriente, sino me preocupo por lo mío y doy lo mejor que puedo con lo que tengo”, nos comenta demostrando con ello que las dificultades no han detenido sus ansias de competir y, por el contrario, ha buscado las oportunidades para seguir avanzando en su carrera deportiva.
Nicolás debe enfrentarse también al desconocimiento que existe en nuestro país respecto a la práctica de tiro, ya que algunos pueden considerar a las personas que se dedican a este deporte como violentas. Nada más lejos de la realidad por la preparación con la que cuentan. Además, no se han producido accidentes en esta disciplina, que es inclusiva, ya que no se requiere de un biotipo específico para practicarla y puede ser un espacio perfecto para aquellos que no se ubican en otro deporte.
“Cuando los chicos practican tiro desde jóvenes les da un grado de responsabilidad muy alto, ya que aprenden el daño que puede ocasionar un arma de fuego y,por ende, el cuidado que deben tener”, señala Nicolás, quien desde los seis años disparaba carabinas de balines junto a su padre, cuyo consejo más valioso fue nunca apuntarle a nadie ni con un arma de juguete.
A los 12 años pisó por primera vez un polígono y hasta hoy, a sus 28 años, no se despega de él. La reacción rápida y extrema concentración son habilidades que ha tenido que dominar buscando la perfección en el tiro al vuelo, en el que todo se define en cuestión de segundos, para lo cual cuenta con la instrucción de Simone Gissi y el trabajo mental de la mano de la coach deportiva Jessica Galdós, a fin de superar momentos de estrés y frustración.
No pierde la fe
Han pasado algunos años desde que una sanción impidió que Nicolás entrara a la final de tiro en la modalidad de skeet de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y, aunque en su momento dolió, su rendimiento deportivo ha ido en ascenso después de ello hasta ubicarse en el puesto 4 del ranking mundial en la disciplina, lugar que si no ha podido mantener constante ha sido por no asistir a más competencias internacionales por falta de apoyo.
Entre lo más reciente que ha logrado se encuentra la medalla de oro en la Copa del Mundo de Escopeta 2022, que se llevó a cabo en Lima, y la clasificación a los Juegos Panamericanos de Santiago que se realizarán este año. Sin embargo, ha perdido viajes por falta de presupuesto y hasta ha tenido que costear solo su presencia en competencias.
“Puedes estar técnicamente muy bien, pero si no tienes roce de competencia llega un punto en el que el entrenamiento no sirve; es como que la selección de fútbol clasifique al Mundial y esté dos años jugando en la Copa Perú”, señala Nicolás con la esperanza de que no se espere a que los deportistas clasifiquen a las olimpiadas para asignar el presupuesto necesario, porque en ese momento ya será muy tarde. En tanto, seguirá dándolo todo para alzar medallas rumbo a la Ciudad de la Luz.
